Actualmente la educación de nuestros pequeños es responsabilidad de diferentes sectores entre los que nos encontramos, somos una de las partes de un todo.
Ese todo son nuestros alumnos y alumnas, cada uno de ellos comparte con nosotros una cantidad de horas diarias que construyen inevitablemente un vínculo emocional entre ellos y el personal educativo.
Muchas vivencias, momentos y gestos que cada día nos llevan a conocer cada parte de ellos. Pero por supuesto, no podemos olvidar que la parte más importante de ese todo del que hablamos, es la familia. Nuestro papel es ser un complemento que ayude a llenar ese espacio en los momentos en los que ellos no están presentes. Sin embargo, muchas veces intentamos que esa ausencia desaparezca y el resultado es siempre más que satisfactorio.
En nuestro programa educativo, siempre intentamos incluir actividades que impliquen una colaboración por parte de las familias. Cuentos que contados en las aulas por padres, madres, abuelos o tíos, adquieren un valor mucho más emotivo, disfraces que poseen en cada costura ilusión y ganas de pasarlo en grande, bailes que luchan por la alegría y la sonrisa, teatros que gritan solidaridad en cada una de sus palabras.
Hay muchas maneras de hacer participes a las familias de nuestro proyecto, y nosotros siempre intentamos que esos momentos especiales existan entre nuestras paredes. Porque los pequeños no dejan de apreciar esa unión, la unión de dos vínculos afectivos muy importantes, de presencia de esas partes en un mismo espacio, con un mismo objetivo, disfrutando y haciendo disfrutar.
Este post no deja de ser un mero homenaje a todas aquellas familias que hacen un esfuerzo por estar siempre para todas las locuras que se nos ocurren. Muchas gracias por vuestro entusiasmo, vuestra energía y por hacer de la escuela un lugar más donde convivir con vuestros hijos e hijas.
¡Por muchos momentos más que nos llenen de colaboración!
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