La maternidad reflejada en una imagen que muestra dos mujeres con sus respectivos bebés a golpe limpio con guantes de boxeo incluidos.

Esta es la presentación de un artículo que este fin de semana no ha dejado de generar polémica en las redes sociales. El periódico El Mundo, publica un escrito donde la maternidad se divide en dos bandos enfrentados. Malas madres contra Súper madres.

De manera extrema se describen a estos dos grupos, según el periódico en guerra, como aquellas que defienden una maternidad real, no perfecta, con sus quejas y sus defectos. Una maternidad que pone a la madre y la mujer a la misma altura. Por otro lado, están las madres “porteadoras” que prolongan la lactancia, para las que sus hijos son y siempre serán lo primero por encima de todo. “Escojan bando” nos dicen.

Personalmente esta publicación me hace reflexionar, como profesional y como madre. En los años que llevo dedicándome a la educación he tratado con una gran cantidad de madres y por tanto con un gran abanico de crianzas. He podido estar más o menos de acuerdo desde un punto de vista personal con ellos. Pero siempre, ante y todo y sobre todo, he tratado con respeto cada una de ellas. Y creo que esta es la palabra clave, RESPETO.

La maternidad es para todas las mujeres que deciden tener hijos un proceso de metamorfosis y de cambio en nuestro cuerpo, nuestro corazón y nuestras vidas.

Nos lleva a tomar decisiones, a actuar de una manera o de otra, pero como todos los cambios no suele ser fácil. Menos aún cuando toda la sociedad te juzga por lo que haces o dejar de hacer. La carta de colores es muy amplia, no podemos pensar que algo tan complejo como ser madre puede resumirse en ser blanco o negro.

Todo el mundo hace las cosas lo mejor que puede o quiere, teniendo en cuenta muchas circunstancias y situaciones personales, que en cada caso son diferentes las unas a las otras. Si se nos permite tener opiniones diferentes sobre casi todo, ¿por qué no podemos considerar que existan muchas maneras de criar a nuestros hijos?. Sin ser mejor o peor una que otra.

Hay una cosa que nos une a todas las madres, el amor que sentimos hacia nuestros hijos. Partiendo de esa base, dejemos que cada uno haga con su vida y su familia lo que considere oportuno. Y por favor, vamos a dejar de estereotipar los tipos de crianza. Me repito, seamos respetuosos con todo el mundo, y dejemos nuestras opiniones personales en la intimidad. “Hay cosas que se piensan pero no se dicen”. Esta frase me la dijo en su día una maestra veterana, y hoy me resulta más cierta que nunca. Dejemos de lado los juicios, las críticas, las opciones dañinas, y tratemos entre todos de crear una imagen de la maternidad libre y flexible. Al margen de lo que cada uno haga y considere mejor para su hogar.