Cuando un bebé llega a casa, una de las frases que más oímos alrededor del inminente acontecimiento es “te va a cambiar la vida”. Sin duda, es el comienzo de una nueva vida, no sólo para la pequeña personita que llega al mundo, también se trata de una etapa completamente distinta para la pareja que hasta ese momento formaban una familia de dos.

Por mucho que te avisen, nunca llegas a imaginar lo que supone pasar de ser dos a ser tres. Es algo que tienes que vivir, un proceso que tienes que experimentar en primera persona, y sin duda, en muchos momentos resulta muy complejo.

Hace un par de días llego a nuestras manos esta carta. Queríamos compartirla con vosotros porque pensamos que todos los que nos hemos visto en esa situación nos sentimos identificados con ella. Una excelente reflexión sobre los cambios que sufre la vida en pareja.

“Cariño,

Qué cantidad de cosas nos han pasado estos dos últimos años. Nos hemos mudado, hemos tenido algunos cambios profesionales y hemos tenido una hija. Una adorable niña. Nuestra nueva vida nos exige tener un poco más de energía de la que necesitábamos antes de que naciera Olivia. Tenemos que organizarnos mucho más, planificarlo todo con antelación y mantener un ritmo de vida más constante. Y eso no siempre es fácil. Ya nos hemos dado cuenta. Ninguno de los dos hemos sido nunca personas muy estructuradas, pero ahora con Olivia la vida nos ha puesto un nuevo reto.

Me he dado cuenta de que muchas veces te quedas mirándome con melancolía. Melancolía de aquellos domingos en los que no salíamos de la cama y devorábamos un episodio tras otro de “Lost”. Melancolía de aquellos días en los que nos sentábamos durante horas en una terraza y hablábamos sobre nuestros sueños, nuestras frustraciones y nuestros planes. Melancolía de aquellas largas noches en las que dormíamos ininterrumpidamente abrazados, sin tener que atender a la llamada de nuestra hija a las 7 de la mañana. Melancolía de aquellos días en los que simplemente improvisábamos una escapada de fin de semana.

Yo también la siento.

Hoy vivimos algo más distanciados entre nosotros. Lo sé. Cada uno liado con su trabajo, atendiendo nuestras vidas sociales, fines de semana enfocados a mantener a nuestra niña bajo control…a veces maldecimos todo esto. Es cierto que lo intentamos: de vez en cuando nos proponemos salir a cenar los dos solos, pero incluso entonces preferimos quedarnos en casa porque estamos agotados en vez de disfrutar de una buena cena con un buen vino.

Me he dado cuenta de que intento mantener la misma vida que antes, pero no puedo con todo. No puedo rendir al máximo en el trabajo, ser una buena madre, una buena amiga de mis amigos y también una buena mujer. Siempre hay algo a lo que no llego. Y lo admito…la última vez fue contigo. Siento que no te dedico el suficiente tiempo y me siento fatal por ello.

Pero cariño, te lo prometo: todo irá a mejor. Ten paciencia conmigo. Lo veo en mis amigos con hijos mayores y también me lo dicen: los primeros años son muy duros. Esta dependencia tan física y espiritual con nuestra hija cambiará poco a poco. Olivia poco a poco se hará más independiente, menos exigente, irá pronto al colegio…y recuperaremos algo más de libertad. Y deseo enormemente recuperar esa libertad para compartirla de nuevo contigo. Porque una cosa es cierta: toda esta aventura que hemos vivido juntos los últimos años, crecer y hacernos adultos juntos, crear nuestro nuevo mundo…no desearía haberlo hecho con nadie que no fuera contigo.

Te quiero.

Un beso.

Patas Arriba